Recuerdos

miércoles, 30 de junio de 2010 | |

Cuando sostiene en sus manos poemas de los que guardaba en su cuaderno viejo, siente que ella también se detuvo a leer lentamente las delicadas palabras en un momento y en un tiempo ya perdidos, ya olvidados. Cuando ve las fotografías en que ella aparecía, siente el temor de que se desvanecerá, también en la memoria, se detiene a observar esos ojos felices que a la cámara miraban y piensa en cómo eran todos esos paisajes, el foco y el espejo de sus ojos que miraban cariñosamente al mundo.

Cuando se lava las manos se las acaricia tal y como ella hacía, quizás es costumbre y afecto hacía tal gesto. Se las acaricia rodeándoselas y apretándoselas con las palmas de las manos, como enlazándolas unas a otras para después deshacerlas.

Cuando se calienta la chimenea observa las llamas azules y rojas. Se calienta como lo hacía con ella. Y, a la mañana siguiente, muy temprano, se levanta y camina a la sala. Se sienta en el sofá para recordar todos los momentos que paso junto a ella. Lo que se le hace más difícil es pensar en sus palabras. En que no existan sus palabras inteligentes.

El siempre la recordará, aunque ya no esté a su lado.

La soledad

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Sola en medio de un montón de gente, sola sin nadie que la apoye, como si todo el mundo hiciera un hueco a su alrededor y se quedara apartada, por un muro invisible, de los demás… Se siente vacía, como si hubieran sacado todo lo que tenía dentro… En sus pensamientos no hay peor sensación que esa. Se limita, se condiciona, guía sus pasos, no puede hacer nada sin que la soledad esté presente. La acompaña como perro fiel a su amo y la carcome por dentro sin que ella, muchas veces, haga nada para evitarlo, porque ¿para qué contar lo que siente si ella es la que no encaja?, ¿a quién explicarle si ella cree que no tiene a nadie a su lado?


La soledad la ha limitado y la sigue limitando (aunque por suerte mucho menos que antes). Cada vez que tiene que decir su opinión, acercarse a alguien, ser honesta con aquello que cree y siente, o cualquier cosa que sea relacionarse con los demás, está presente ese sentimiento, que se manifiesta en forma de muchas reacciones distintas que le impiden hacer lo que quisiera en aquel momento. No creerse capaz de acercarse a alguien por el miedo al “qué pensarán de ella” y quedarse sola, no poder decir nada delante de un chico por el mismo miedo. Sucesos que le pasan día a día y que la van haciendo sentir cada vez peor consigo misma y con su alrededor, porque aunque sabe que tiene a gente en quien confiar, le cuesta creer a la hora de la verdad, cuando el sentimiento la inunda.


La Soledad

"Apariencias"

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Ella era perfecta, un ejemplo a seguir, ¿Problemas? No conocía de ellos… hasta ese entonces, nunca pensó que todo cambiaría rápidamente ya que siempre pensó que todo estaba bien, que lo que sentía era normal, para ella y para los demás, hasta que un día aquello a lo que NO había dado importancia durante todo ese tiempo o que si le había dado pero lo escondía, se manifestó y de una manera que no la ayudó en nada. Sin darse cuenta, se fue sumergiendo en un pozo hondo, muy hondo y oscuro, pero para ella todo estaba bien al igual que para los demás.

La vida iba transcurriendo a su alrededor pero ella estaba centrada solo y exclusivamente en una cosa: su cuerpo. Se escondía del mundo en su habitación y en sí misma. Todo le afectaba igual que antes pero ella estaba “segura” en su escondite, su refugio, su cuerpo…

Nadie nunca hubiera imaginado que esa niña, cariñosa, alegre, con ilusiones y que no tenía problemas (aparentemente) pudiera sentir y esconder tantas cosas negativas.

A su alrededor todo parecía estar bien, todo parecía perfecto, todo parecía estar en su correcto orden…Todo parecía.

Nada perdemos

miércoles, 23 de junio de 2010 | |


El otro día tenía ganas de salir sin rumbo, no sabía si decírselo a mis padres o mejor callarme. Pero bueno respire, cogí valor y se los dije, me miraron extrañados y dije: “jaja, ya saben que somos diferentes, lo hago porque enserio quiero salir, sin importar dónde y con quien”. Me vestí con ganas, guardé mis “cachivaches” en la cartera y cuando me iba escuché: “¿Al final vas a salir un ratito? Muy bien hija”. Me quedé sorprendida…

¿Cuántas veces nos callamos algo por lo que pensarán?

¿Cuántas veces mentimos para no decepcionar?

¿Cuántas veces hacemos cosas que no queremos por miedo?

Y… entonces después nos arrepentimos y vienen los pensamientos: No valgo nada, si supieran lo que pienso, solo están conmigo por lo que aparento, nada de lo bueno es real, no me merezco el cariño que me dan, si me conocieran no me querrían y un montón de cosas dependiendo de la situación en que nos encontramos…

PARA! Está comprobado que, normalmente, si te aceptas te aceptan.

He decido decir lo que pienso, aceptar lo que siento y hacer lo que creo…

Y por supuesto se despiertan pensamientos:

-Me aceptan aunque no sea igual, siguen a mi lado aunque me muestre, soy libre de ser quien soy, el amor de los demás hacia mí no depende de lo que hago sino de quien soy, no hace falta ser igual que alguien para ser importante.

¿Quién no ha dicho “necesito libertad” alguna vez?

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Siempre que nos viene esa palabra a la cabeza pensamos en alas, en salir corriendo el rato menos pensado, en dejar todo aquello que nos ata…en fin en un sin número de posibilidades… y en todas las opciones positivas habidas y por haber, ya que son muchas.

Tener las manos encadenadas impide hacer lo que deseas, impide hacer cualquier cosa. La falta de libertad permite tener a alguien ajeno el control de ti mismo, restándote importancia y convirtiéndote en un muñequito, en pocas palabras en un títere.

Pero ¿qué pasa cuando sueltas a ese títere que ha estado acostumbrado a ser movido por hilos, a no tomar decisiones y a ser un ser indiferente en manos ajenas? Y si consigues la tan "famosa" libertad...de que sirve si el poder de decisión no existe. El títere no sabe qué hacer, nunca ha gozado de lo que ahora tiene y no sabe hacerlo. No tiene razones, lo que le provoca inseguridad, no sabe decidir puesto que nunca lo ha hecho… y para qué mencionar cómo se siente esa mano que observa, ahora pasiva, las actuaciones de “su muñequito”…

Todos podemos y debemos crecer y gozar de libertad…


palabras?

domingo, 20 de junio de 2010 | |



¿Sobre qué escribir?

El tiempo sigue pasando y los grillos empiezan aparecer cric cric

El reloj continúa su curso tic tac tic tac

Las ideas empiezan a desaparecer

Y me empiezo a desesperar

Pero para que escribir si…

“las palabras se las lleva el viento” o ¿no?

¿O de algo servirán?

Dicen que siempre todos tenemos algo de músico, escritor y loco, pero cuando las palabras se acaban… a ¿cuál de los tres llamas?

Al...

Músico frustrado?

Escritor que sale de vez en cuando?

Loco que dice las cosas sin pensarlas?

Si tan solo pudiera “escribir” con tinta imaginaria…

Las ideas fluirían mucho más

Todo sería un reflejo de lo que pensamos

Y los mensajes secretos serian nuestros aliados




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