Tener las manos encadenadas impide hacer lo que deseas, impide hacer cualquier cosa. La falta de libertad permite tener a alguien ajeno el control de ti mismo, restándote importancia y convirtiéndote en un muñequito, en pocas palabras en un títere.
Pero ¿qué pasa cuando sueltas a ese títere que ha estado acostumbrado a ser movido por hilos, a no tomar decisiones y a ser un ser indiferente en manos ajenas? Y si consigues la tan "famosa" libertad...de que sirve si el poder de decisión no existe. El títere no sabe qué hacer, nunca ha gozado de lo que ahora tiene y no sabe hacerlo. No tiene razones, lo que le provoca inseguridad, no sabe decidir puesto que nunca lo ha hecho… y para qué mencionar cómo se siente esa mano que observa, ahora pasiva, las actuaciones de “su muñequito”…
Todos podemos y debemos crecer y gozar de libertad…
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